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EL PERFUME: Historia de un asesino

Tom Tykwer, 2006

¡Maravillosa! ¡Increible! Parecía imposible que un filme pudiera transportarnos hasta el mundo de las fragancias, de los aromas que, rodeándonos, nos pasan muchas veces desapercibidos. Pues sí, lo ha logrado. Tykwer utiliza para ello abundantes y fugaces planos detalle a través de los que, involuntariamente, nos sumergimos en ese mundo de olores.

Técnicamente es intachable, ni una sola pega le achacaría en ese aspecto. De hecho, la planificación y el montaje es excepcional, me atrevería a decir que inmejorable. El guión está maravillosamente resuelto a partir de la novela de Patrick Süskind. La fotografía, a cargo de Frank Griebe ("Desnudos", "Corre, Lola, corre"), llega, por momentos, incluso a emocionar; se nos muestran estampas bellísimas en términos cinematográficos. Resumiendo, una joya y paradigma de técnica de Cine.
El reparto, relativamente inexperto a excepción de Dustin Hoffman, está magistral, transmitiéndonos claramente una personalidad definida, sin incoherencias interpretativas. Grandes papeles los desarrollados por los jóvenes Ben Whishaw y Rachel Hurd-Wood.

Es un filme de los que no se ven todos los días (sobre todo ultimamente con la remake fever), con aspectos negativos prácticamente inexistentes; pero si tuviese que sacarle pegas nombraría la, quizá, exageración pasional de las últimas escenas.
El poder frente al amor. Esa es la continua pugna planteada durante toda la película y desvelada al final de la misma. La tristeza de aquel cuyo destino es el de no ser amado ni poder amar jamás hace preferir la muerte al poder infinito.
Belleza, belleza y más belleza es lo que encontraremos en esta película con aire a tragedia griega, con momentos mágicos y sublimes y con una calidad sobresaliente la mires por donde la mires.