lunes, octubre 11, 2010

LA RED SOCIAL

Resulta ridículo tratar de minimizar el alcance de las redes sociales en el mundo de hoy. Por tanto, no es baladí que se cree una película sobre este fenómeno. Tal y como podemos escuchar en el nuevo film de David Fincher, “en Bosnia no tienen carreteras, pero tienen Facebook”. Por supuesto, resulta una afirmación exagerada, pero en Bosnia, al igual que en otros países, Facebook ha logrado ya mayor popularidad que, incluso, el gigante Google.

Así, en “La red social” somos espectadores de excepción del descenso a los infiernos del joven Mark Zuckerberg, quien bien pudiera ser considerado el Bill Gates del siglo XXI. El padre de Facebook se nos presenta como un chico introvertido que intenta superar sus frustraciones sociales dejando en evidencia a quienes lo rodean. De hecho, la creación de Facebook tiene su origen, precisamente, en la envidia y la venganza. Pero ese ser, en muchos aspectos deleznable, tiene también una cara B. Y es que Zuckerberg puede ser visto como un chico solitario cuya única meta es, a fin de cuentas, querer y ser querido. Ese tipo multifacético es interpretado de forma extraordinaria por Jesse Eisenberg. En el reparto lo acompañan Justin Timberlake y Andrew Garfield.

“La red social” tiene ritmo, dinamismo, gancho. Todos sabemos cómo va a acabar la película antes de que empiece, principalmente, porque el final de Facebook y de Zuckerberg aún están por escribir. Pero, a pesar de eso, el film engancha al espectador gracias, entre otras cosas, a la armonía del binomio drama-humor y al oportuno uso de una estructura no lineal que remarca los puntos de giro del relato. Hay, además, algún que otro brillante recurso técnico; apunten: escena de la regata de los hermanos Winklevoss. Por cierto, los papeles de esos hermanos gemelos los interpreta un único actor: Armie Hammer.

Este último trabajo de Fincher merece ser alabado también por su valentía. No puede ser fácil retratar a alguien como Zuckerberg y salir airoso. De la misma manera, “La red social” hace un retrato colectivo de nuestra cibersociedad y de sus mecanismos. Desde luego, una película tan osada no deja indiferente ni al nativo digital ni al inmigrante digital y, tras verla, tanto unos como otros se preguntarán qué más fenómenos nos deparará el revolucionario mundo virtual.

martes, septiembre 28, 2010

CARTAS A JULIETA

La historia y, sobre todo, la estructura de Cartas a Julieta podrían recordar a las de un telefilme de tarde. No tiene ningún misterio: una periodista neoyorquina, que atraviesa una crisis sentimental, llega a Italia y ayuda a una anciana inglesa a recuperar al que fuera el amor de su adolescencia. Pero, claro, enseguida nos damos cuenta de que hay algo más detrás de esta película. Y, literalmente, lo que hay detrás es un paisaje maravilloso, un entorno de ensueño: la Toscana italiana. Por lo demás, se trata de la tópica y típica historia sobre búsquedas, encuentros y desencuentros.

Cartas a Julieta la protagonizan personajes perdidos que buscan respuestas, pero éstas sólo pueden hallarlas con la ayuda de las personas a las que aman. La película nos presenta un amor atemporal, que no entiende de edades y atrapa de igual manera a jóvenes y ancianos. Así, el amor maduro de la bella Claire (Vanessa Redgrave) se entremezcla con las aventuras y reveses amorosos de la también bella Sophie (Amanda Seyfried). Sin embargo, considero que ambas historias de amor son excesivamente tibias. De hecho, la castidad y la sangre fría de Sophie pueden llegar a aburrir al espectador que espere encontrar un amor algo más pasional. Parte del mérito de esa frialdad debe imputársele también al personaje interpretado por Gael García Bernal. Aunque, directamente, podríamos atribuírselo al propio actor, ya que, por desgracia, Gael hace muy poco por insuflar energía y dar forma a Víctor, su personaje.

Como he anticipado, algo que sí vale la pena de Cartas a Julieta es su escenario. Esa luminosa Toscana se abre ante el espectador en todo su esplendor y logra resaltar todavía más la belleza de sus protagonistas femeninas. Los viñedos, las preciosas casas sienesas y, sobre todo, esa cálida luz son los ingredientes más atractivos que podemos encontrar. Además, esos son los únicos elementos verdaderamente mediterráneos, ya que ni los protagonistas anglosajones ni los propios italianos -que, casualmente, poseen un sorprendente dominio de la lengua de Shakespeare- refuerzan esa envolvente atmósfera.

viernes, septiembre 24, 2010

3 años después...

Arcadia resucita. Hola de nuevo, by the way.
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SIEMPRE A MI LADO

En Siempre a mi lado (Charlie St. Cloud) Zac Efron abandona el alegre estilo televisivo de “High School Musical” con el que saltó a la fama. El actor, que últimamente también hace sus pinitos como productor, se olvida, asimismo, de la laca de Hairspray para meterse de lleno, y con bastante desatino, en este drama romántico.

La pérdida de su ser más querido, su hermano Sam, hace que Charlie (Zac Efron) deje de ser un popular adolescente americano para convertirse en un “rarito” cuidador de cementerios. Ese paso de héroe a freak parece no afectar a Charlie durante años, pero todo cambia cuando se enamora. Sin embargo, no es en este punto cuando el capullo se convierte en mariposa, sino, más bien, cuando el dramón se convierte en tostón.

Siempre a mi lado cojea de todas sus patas. Para empezar, los protagonistas de este relato son unos jóvenes regatistas unidos por su pasión a la vela. Y si ese planteamiento inicial ya nos desanima, todavía quedan los fantasmas. Esos espíritus, esenciales en la historia, aparecen y desaparecen de forma casual, por lo que el espectador se debate entre la creencia de que los fantasmas, efectivamente, van y vienen a su antojo y la creencia de que, simplemente, Charlie St. Cloud está trastornado.

Además, Siempre a mi lado se mete en terreno pantanoso al tratar temas como el destino o la religión. De hecho, tal y como señalan en el film, Charlie está vivo porque el destino le ha deparado una misión. Ese discurso teleológico se entremezcla con alusiones explícitas a la religión católica. No en vano, uno de los elementos que estructura y da forma a la historia es una medalla de San Judas, patrón de las causas perdidas.

Por todo ello, esta película de dolor y amor no logra ni enganchar ni convencer. Resulta lejana, ajena y poco creíble, por lo que las intensas emociones que pretende transmitir no consiguen alcanzar las butacas.

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lunes, junio 25, 2007

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Este viernes día 29 parto al país de los renos, los glaciares y el blanco y el rojo. Aunque, a decir verdad, en Toronto no creo que encuentre nada de eso, debe parecerse más a la estadounidense y cercana Detroit que a las heladas Dawson o Whitehorse.
Así pues, permaneceré en la cosmopolita región de Ontario durante todo el mes de Julio. Si a la vuelta vuelvo o no a publicar lo dejaré en manos de la providencia. De momento, sólo me queda agradeceros a los habituales vuestros asiduos comentarios y desearos un feliz verano. Un beso enorme.

Niágaraaaaaaa!!

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lunes, junio 04, 2007

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UNA DEL SUR

¡Pequeños saltamontes! ¿Cómo os va? Yo sigo con lo mio, es decir, de exámenes. El primer asalto lo he resuelto con resultados muy superiores a lo que cabía esperar en principio, veremos cómo va el segundo, que, anuncio, me tendrá ausente hasta mitad de mes.


Últimamente en el cine he visto filmes tan mediocres y que dejan a una tan indiferente que no merecen ni siquiera un post (Sunshine, Zodiac, Entre mujeres), así que voy a rescatar una película de Fernando Colomo realizada en 2002 que, aunque tampoco es para echar cohetes, al menos no deja ese odioso sabor a indiferencia.

Hoy voy a hablaros de Al sur de Granada, una película que me ha causado especial impacto por varios motivos. En primer lugar, por lo inusual de su ambientación, ya que los hechos acontecen en los primeros años de la dictadura de Primo de Rivera, y no en tiempos de la Guerra Civil o de la dictadura franquista, tal y como suele gustar a los cineastas españoles. Así pues, somos partícipes, por ejemplo, de la ineficacia de las medidas regeneracionistas que el dictador impulsó con el fin de acabar con el caciquismo, esa lacra que, sin lugar a dudas, todavía no ha sido extinguida hoy por hoy.

El pueblo en el que se centra la acción se halla, pues, dividido en dos bandos claramente diferenciados e irreconciliables. Es en la antigua casa de uno de los dos caciques donde Gerald (Gerardo para los vecinos del pueblo), un escritor venido desde Inglaterra, instala su residencia con la pretensión de encontrar la inspiración artística entre las colinas y arroyos que la circundan. Aunque, más que a inspiración, lo que encuentre se asemejará más a crispación.

Pero si algo me ha causado impacto de verdad es, sin duda, ver a Resines en el papel de cura, un cura que, además, saltándose el guionista a la torera la mentalidad de la época, ansía poder casarse con una recatada Ángela Molina y justifica la validez del matrimonio para los eclesiásticos.

Además, hay otro motivo por el que me ha sorprendido, pues esta película, a pesar de lo predecible de su desenlace, me ha hecho llorar como una madalena. Es uno de esos finales que, aunque sabes que es el correcto, implica también el final del sueño que durante toda la película ha ido fraguándose; es, de alguna manera, el resquebrajamiento de los ideales utópicos románticos y el alzamiento de la realidad, práctica y factible.

El sol andaluz reflejado en cal y el murmullo de los riachuelos que corren sinuosos entre los valles conforman la encantadora estética de la película. Verónica Sánchez, cual despreocupada náyade, colabora también con su presencia a crear un ambiente bucólico extraordinario. Sin embargo, la sociedad andaluza no queda ni mucho menos idealizada, sino que, al contrario, está reflejada de un modo sumamente crítico, presentándonos a la mayoría de sus gentes como seres ruines, sin escrúpulos, ansiosos de poder y, sobre todo, paletos, sumidos en el más profundo de los retrasos culturales.

Al sur de Granada es, por tanto, un cuadro costumbrista con alguna que otra pincelada de alegre subjetividad. Sus matices de luz y color transmiten un torrente de emociones, pero, eso sí, el dibujo queda sin perfilar.

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lunes, mayo 14, 2007

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CON EL AGUA AL CUELLO


Llega mayo, llega junio y con ellos... los exámenes!
(chana-chana)

Como todos sabréis, la vida del estudiante es una vida sacrificada. Así pues, me veo obligada a sacrificar temporalmente también Arcadia.


Espero volver a leeros a todos en poco tiempo, esa sería una buena señal...
Un beso y hasta pronto!

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