Película de culto durante décadas, esta terrorífica y musical comedia ha logrado, a pesar de sus muchas y notables carencias, impactar al público durante generaciones. ¿Cuál es el secreto? Sin duda, la provocación.
Esta película no podría ser concebida sin la música, la cual no sólo la acompaña, sino que la estructura. A través de diversas canciones cuyos temas engloban desde el más libertino despiporre hasta la más profunda melancolía, se nos relata una historia de perversión, de libertinaje, pero también de sentimientos más profundos.
Los créditos iniciales ya son fantásticos. En ellos unos labios, siempre sugerentes, aparecen cantando una canción preludio de lo que acontecerá. Como ya indiqué con anterioridad, los medios técnicos son paupérrimos, usando un exceso evidente de zooms, en vez de los no tan cutres travellings de avance. Para pasar de una escena a otra suelen utilizar cortinillas de diversos tipos que denotan claramente parte de esta carencia de recursos. Pero el aspecto técnico no es lo que importa de esta película, ni mucho menos.
"I've seen blue skies through the tears in my eyes" Esto es lo que nuestro carismático transexual acabará advirtiéndonos. A partir de aquí, cualquier interpretación que hagáis es válida. La mía, por supuesto, me la reservo.
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