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I'M SINGIN' IN THE RAIN...

Homenaje al mayor musical de la Historia

Ya era hora de que comentara un poco algunas impresiones de la que posiblemente sea mi película preferida, Cantando bajo la lluvia, el musical más brillante de cuantos produjo la Metro en la década de los cincuenta.
Lo único que pretendían los musicales hasta entonces era entretener, sin más. Sin embargo, Cantando bajo la lluvia tiene en su fantástico guión una rica e interesante reflexión acerca de aquello que la crítica bautizó como "cine dentro del cine".

Pero lo más interesante del filme reside en la fina observación de lo que supuso el tránsito del cine mudo al sonoro. Muchas fueron las estrellas que no supieron o no pudieron adaptarse a las nuevas exigencias del sonoro. De entrada, la voz debía estar en consonancia con el supuesto atractivo de la actriz o del actor. Pero no sólo eso: deben ser más actores y menos gesticuladores.

El cine mudo había tenido unas pautas sencillas: los rótulos sobre fondo negro comunicaban los diálogos de los protagonistas; pero la acción, es decir, la actuación de éstos, debía estar siempre algo exagerada para que, con la sola imagen, el público comprendiera lo que estaba sucediendo. En cambio, con la llegada del sonoro, la normal dualidad voz-acción hizo que toda aquella teatral y excesiva gestualidad evolucionara hacia una interpretación equilibrada.

La película cuenta la evolución de la super estrella Don Lockwood, interpretado por mi divinizado Gene Kelly. El azar hace que conozca a una actriz y cantante en sus principios, una actriz que está en la misma situación en la que él se encontraba unos pocos años antes. Don se reconoce en ella, en Kathy, y quiere ayudarla, alejándose de alguna manera de la gran y estridente diva Lina Lamont. Así, Don se reencuentra consigo mismo y con el entorno que le era habitual, recupera su identidad gracias a Kathy y da con el amor verdadero.

Hablar del tratamiento formal de Cantando bajo la lluvia es hablar de los siete u ocho números musicales, espléndidos todos ellos, que nos brindan esa pareja sin igual formada por el bailarín Gene Kelly y el director y coreógrafo Stanley Donen. Éste último fue discípulo aventajado del más grande de los coreógrafos norteamericanos, Busby Berkeley, el verdadero inventor de la comedia musical.
Resulta impagable también la aparición de Cyd Charisse, probablemente con Ginger Rogers la mejor actriz-bailarina de Hollywood.

Cantando bajo la lluvia no es un musical más, es EL musical.