Y DEMÁS HAZAÑAS


En la siguiente le ordenó que sonriera en la secuencia final, pero el público abucheó la escena. En ese momento Fatty y el propio Keaton decidieron que ya no se reiría jamás y lo impusieron por contrato. Se habían dado cuenta de que cuanto más serio permanecía el actor, más se reía la gente.

El número de los Keaton consistía básicamente en hacer caer al niño, estrujarle, zarandearle e incluso lanzarle contra el público sin que el pequeño moviera un solo músculo de la cara. Así que, con su experiencia como "bayeta humana" (ése era el nombre por el que se le conocía en el mundo de la farándula), Buster no tuvo muchos problemas para cumplir luego, de mayor, el contrato que le obligaba a permanecer serio.


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